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En la segunda guerra de Irak, un pelotón de soldados norteamericanos se dirigió a una mezquita local para hablar con el Imán con la intención de obtener su apoyo para tareas de abastecimiento. Centenares de musulmanes devotos, no conociendo las intenciones de los militares, se congregó alrededor del templo con actitud hostil, ya que pensaban que querían destruir la mezquita o detener a su Imán. La cosa se puso fea para los soldados cuando la multitud enfurecida comenzó a rodearlos. En ese momento, el oficial al mando ordenó a sus hombres que se arrodillaran, apuntaran las armas hacia el suelo y… sonrieran. Casi inmediatamente, cambió el estado de ánimo de la masa. La mayoría de ellos dejaron de gritar y muchos de ellos sonreían e incluso algunos le daban palmaditas en la espalda a los soldados mientras estos reculaban sin dejar de sonreír.

 

Esa respuesta rápida, ese cálculo social (la capacidad que tuvo para entender la situación y sobre todo, a las personasque el comandante de la misión tuvo que hacer en cuestión de segundos, les salvó probablemente la vida.

 

Una pequeña introducción a la inteligencia social

La inteligencia social, -un término que podemos usar de manera intercambiable por ‘inteligencia interpersonal‘- es una de las fortalezas personales que tenemos que desarrollar en pro de nuestro bienestar psicológico. La importancia de la inteligencia social es tal que sin ella no hubiéramos podido sobrevivir como especie. Y es un tipo de inteligencia que no se puede medir por el Coeficiente Intelectual (CI) ni por las notas de los estudios.

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El concepto de inteligencia interpersonal fue propuesto por el psicólogo e investigador Howard Gardner en su teoría de las inteligencias múltiples (la cual afirma que no existe una inteligencia única en el ser humano, sino diversos tipos de inteligencias según la potencialidades del ser humano), y explorado posteriormente por Daniel Goleman en su popular libro ‘Inteligencia social‘. La inteligencia social (SI) es la capacidad de movernos satisfactoriamente en entornos sociales, comunicarnos con éxito con los demás y construir buenas relaciones. Cuando hablamos de conceptos como ‘tacto’ o ‘sentido común’, en realidad estamos hablando de inteligencia social.

 

 

Los seres humanos somos sociales por naturaleza. Estamos diseñados para conectar con los demás. Nuestro cerebro tiene estructuras específicas en nuestro cerebro creadas para optimizar las relaciones. Contamos también con las neuronas espejo, que son las células del cerebro que imitan -reflejan- la acción de otro. Según la neurociencia, estas neuronas desempeñan una función importante dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía y el aprendizaje por imitación. Las neuronas espejo nos ayudan a predecir el comportamiento de las personas que nos rodean (es cuando decimos que somos intuitivos) al imitar de forma inconsciente sus movimientos. Esto nos ayuda a sentir lo que sienten ellos.

 

Por ello, nuestras relaciones moldean no solo nuestra experiencia, sino también nuestra biología. Este vínculo cerebro-cerebro permite que nuestras relaciones más fuertes nos influyan de modo que podemos reímos de los mismos chistes, o que decidan qué genes se activan en las células T, los soldados de infantería del sistema inmune que luchan la guerra constante contra la invasión de virus y bacterias. Pero ¡cuidado! porque esto es un arma de doble filo: las relaciones enriquecedoras tienen un impacto beneficioso en nuestra salud, pero las tóxicas actúan como verdadero veneno para nuestros cuerpos.

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Nuestra sociedad actual pone un gran énfasis en el tradicional CI y la «inteligencia de libros», pero sin duda nuestras relaciones afectan una parte mucho más grande de nuestras vidas.  Las relaciones sociales fuertes tienen un impacto positivo en nuestra salud física y mental, hasta el punto que pueden alargar nuestra vida. Por el contrario, la soledad y las relaciones débiles son una de las principales fuentes de problemas de salud, estrés y depresión. Por tanto, el desarrollo de la inteligencia social puede determinar en buena medida nuestro éxito en diversos ámbitos de nuestra vida. Mientras que el clásico CI viene determinado en gran parte por la genética, la inteligencia social ha de ser aprendida y desarrollada.

 

¿Cómo puedes mejorar tu inteligencia social?

Como todo aprendizaje que merezca la pena requiere esfuerzo, pero puedes mejorar tu psicología social practicando las siguientes acciones:

 

  • Prestando más atención al mundo social que te rodea
  • Conociendo a fondo los roles y reglas sociales
  • Practicando tus habilidades de conversación
  • Practicando la escucha activa
  • Reconociendo las emociones en los demás
  • Poniéndote en el lugar del otro
  • Mirando a los demás a los ojos
  • Observando con atención el lenguaje corporal de tus interlocutores y el tuyo propio
  • Practicando técnicas de asertividad
  • Comunicándote de manera honesta sin esconder tus intenciones
  • Aprendiendo de tus éxitos y fracasos sociales

 


Referencias bibliográficas

 

Goleman, Daniel. Inteligencia social. Kairós, 2017.

Roca, EliaCómo mejorar tus habilidades sociales. Acde Cooperacion Y Desarrollo, 2009.

 

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Originally posted 2018-06-30 13:00:26.

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Por Juanjo Ramos

Juanjo Ramos es psicólogo y escritor. Ha publicado numerosos libros y audiolibros especializados en psicología y marketing digital. También es el autor de los libros 'Minimalismo: una vida más feliz con menos cosas', 'Superando el apego evitativo', 'Ejercicios de psicología positiva' y 'Mindfulness: aprende a disfrutar del aquí y el ahora', entre muchos otros.