Vie. Abr 26th, 2024
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Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos tomando decisiones que, en mayor o en menor medida afectan a nuestra salud, a nuestro éxito profesional, a nuestra vida, en definitiva. Desde qué vamos a desayunar hasta qué ropa nos vamos a poner; desde qué teléfono móvil vamos a comprarnos hasta cuánto dinero vamos a gastar en el supermercado, pasando por qué libro es el próximo que vamos a leer.

 

Toda decisión tiene su pequeño impacto en nuestro bienestar y nuestra felicidad. A veces pensamos mucho antes de tomar decisiones importantes, otras -las más cotidianas- las tomamos casi por inercia; pero ¿estamos tomando realmente las decisiones correctas? Quizás te consideres una persona muy racional; pero muchas de tus decisiones son más irracionales de lo que pudieras pensar, porque a tu cerebro le gusta tomar atajos. Estas trampas mentales pueden jugarte malas pasadas y sabotearte sin que te des cuenta: son los sesgos o prejuicios cognitivos. Algunos de los más comunes son los siguientes:

 

 

Sesgo de confirmación

Es la tendencia que tenemos a oír o leer información que confirme nuestras creencias previas.  Un ejemplo claro son las ideas políticas y los periódicos. Las personas tenderán a leer aquellas publicaciones cuya línea editorial esté acorde con sus ideas previas y rechazarán de antemano toda información que las ponga en entredicho. Lógicamente, ese sesgo cognitivo nos alejará de la objetividad puesto que solo queremos que nos den la razón. Ahora ya sabes por qué es tan difícil hablar sobre política de forma razonada e inteligente.

 

Sesgo de estereotipo

Se da cuando esperamos que una persona o grupo tengan ciertas cualidades sin que realmente sepamos nada sobre ella. Todos, en mayor o menos media, prejuzgamos a las personas por su apariencia (si alguien lleva rastas automáticamente ya es un «perroflauta»), lo cual es un mecanismo que nuestro cerebro arrastra desde épocas primitivas, donde tenía que decidir en cuestión de segundos qué o quien podía suponer un peligro. Sin embargo, en el mundo actual, esta característica puede alejarnos de la verdad, e impedir que conozcamos realmente a las personas.

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Sesgo del rebaño

También conocido como ‘efecto arrastre’. La probabilidad de que una persona adopte una creencia se incrementa en base al número de personas que sostiene esa creencia. Nos guste o no, la sociedad ejerce una gran influencia sobre nosotros. Al fin y al cabo, somos seres sociales y buscamos la pertenencia al grupo, encajar. Por este motivo no somos siempre conscientes de que tendemos a pensar como la masa.  Cuando una idea o pensamiento es apoyada por un gran número de personas, entramos en una suerte de pensamiento grupal que va en detrimento del pensamiento individual. En áreas como la política y la religión se produce con claridad este fenómeno. Por este motivo psicológico, a los medios de comunicación les resulta fácil malear a su antojo la opinión pública.

 

Sesgo de atención selectiva

Nuestras expectativas y circunstancias personales influyen enormemente en la forma en que percibimos el mundo. Si éstas embarazada, comenzarás a ver embarazadas por todas partes. Lo que ocurre aquí es que nuestro cerebro está filtrando la información, por lo que nuestra atención selecciona un estímulo, desatendiendo el resto. Esto también explica que las personas deprimidas se centren en lo negativo.

 

Sesgo heurístico de disponibilidad

En informática, los métodos heurísticos se usan para encontrar una solución a un problema en un tiempo razonable y optimizando recursos. La solución no es siempre la mejor, pero ahorra tiempos computacionales. El cerebro actúa de forma parecida, dado que tiene que procesar grandes volúmenes de información. El sesgo heurístico de disponibilidad consiste en sobreestimar la importancia de la información que tenemos más cercana y accesible y valorar las probablidades en base a ejemplos sencillos. Por ejemplo, siempre hay alguien que argumenta que fumar no es tan malo como dicen porque su abuelo llegó a una edad avanzada fumando como un carretero, pero esta persona está obviando que estadísticamente hablando su abuelo era la excepción a la regla.

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Sesgo del riesgo cero

Nuestro cerebro ama la seguridad y tiene aversión al riego, por lo que nos impulsará a permanecer en nuestra zona de confort. Sin embargo, esto puede hacernos perder nuevas experiencias y oportunidades.

 

El sesgo de conservadurismo

Se produce cuando se prioriza la información existente sobre las evidencias más recientes. La gente tardó muchos siglos en aceptar que la Tierra era redonda, puesto que no querían abandonar la muy arraigada creencia anterior de que la Tierra era plana. Es un tipo de prejuicio muy relacionado con el anterior. A nuestro cerebro no le gustan los cambios, por lo que se resiste aceptar la información nueva, a pesar de las evidencias.

 

Sesgo del anclaje

Consiste en sobrevalorar la primera pieza de información que obtenemos (ancla). Un claro ejemplo del sesgo de anclaje se produce cada vez que compramos en las rebajas. La etiqueta de las prendas vendrá con varios precios diferentes. Las cifras más altas estarán tachadas y el precio final rebajado parecerá una ganga en comparación con el precio más alto, que de manera inconsciente hemos aceptado como ancla. Aunque se tratase de una cara prenda de 500 euros, sin el ancla era de 3.000 ya nos parecerá tan caro.

 

El efecto Ostrich

También conocido como el efecto avestruz. Es el sesgo que nos hace ignorar información negativa o peligrosa. En otras palabras, enterramos la cabeza en la arena cual avestruces cuando no queremos oír algo que no nos interesa.

 

Sesgo del punto ciego

La incapacidad de reconocer nuestros propios sesgos es un sesgo en sí mismo. Las personas tendemos a reconocer los sesgos más en los demás que en nosotros mismos.

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Si valoras toda la información disponible y eres consciente de los sesgos a los que tu cerebro te empuja, habrás dato un gran paso para evitar estas trampas que pueden impedirte alcanzar tu máximo potencial.

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Originally posted 2018-04-28 21:59:03.

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Por Juanjo Ramos

Juanjo Ramos es psicólogo y escritor. Ha publicado numerosos libros y audiolibros especializados en psicología y marketing digital. También es el autor de los libros 'Minimalismo: una vida más feliz con menos cosas', 'Superando el apego evitativo', 'Ejercicios de psicología positiva' y 'Mindfulness: aprende a disfrutar del aquí y el ahora', entre muchos otros. https://books2read.com/ap/xKpeOp/Juanjo-Ramos